domingo, 27 de marzo de 2011

La Objetividad versus la Subjetividad

La Subjetividad es la participación de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en el punto de vista de un individuo, y por lo tanto influido por los intereses y deseos particulares de ese individuo.  En tanto que la Objetividad en el sentido ético, está relacionada con neutralidad e imparcialidad. Es un distanciamiento o separación del sujeto respecto a él mismo para acercarse al objeto.
En la comunicación, específicamente en la noticia, la objetividad consistiría en que el periodista o comunicador se separara  de sus “propias” percepciones, para abordar la noticia como un objeto, al cual hay que darle un trato neutro e imparcial. Un mismo acontecimiento cubierto por varios periodistas, recibe la versión de cada uno, y es tratado de manera diferente por cada comunicador.
La objetividad y la subjetividad en la noticia, son dos extremos viciosos, pues la noticia no puede ser distorsionada por el punto de vista de propio del periodista, o por intereses de los medios de comunicación, pero tampoco puede ser una noticia exacta, sin tocarla como persona, es decir, los periodistas al igual que todo ser humano llevan consigo una carga de sentimientos, saberes, experiencias, que lo hacen invariablemente tener una percepción de la vida, de las cosas, de los hechos y de la “realidad”, con el que  crean  un punto de vista propio o personal, que interfiere de una u otra forma en la manera de abordar la noticia y comunicarla al público.
Los intereses manifiestos o no de los medios de comunicación sobre el tratamiento que se les debe dar a las  noticias, representan un gran peso que tienen que soportar los periodistas. La toma de posiciones en relación a lo  que debe “quedar”  en la noticia, ¿cuáles fuentes usar frente a un hecho?, decidir el enfoque  final de la cobertura del hecho, que generalmente es tarea de otros y donde el periodista poco o nada tienen que ver, resulta un punto fuerte donde la objetividad de la noticia pierde.
Es muy  conocida la anécdota que cuentan sobre Abraham Michael Rosenthal, editor ejecutivo del The  New York Times, ganador del premio Pulitzer, sobre un   memorando escrito por él para los periodista de ese famoso diario, este memorando decía más o menos así: “el deber de todo reportero y editor es luchar para conseguir tanta objetividad como sea humanamente posible”.  Y de seguido describía la objetividad como distancia, exclusión de los puntos de vista personales e inclusión de todos los puntos de vista.  Este concepto expresado por un ícono en el mundo periodístico nos lleva a pensar, ¿será que la objetividad verdaderamente puede existir?
Enseguida vienen a nosotros, futuros periodistas, muchas contradicciones, y podemos muy bien razonar que la objetividad periodística es una pretensión excesiva por parte nuestra, simples hombres y mujeres de carne y hueso, donde el “yo” aparecerá en cualquier momento, en cualquier circunstancia, aunque el uso del yo no se estile en el lenguaje periodístico, ni se de cabida a opiniones personales, pues el lenguaje neutro es el que debe prevalecer, sirviéndonos de recursos como las fuentes fiables y el manejo de datos que le impriman exactitud a la noticia, por ejemplo,  el relato de un hecho donde se incluya edad, sexo, tamaño, peso, hora del suceso, estos elementos que están relacionados más que todo con la credibilidad que la información debe infundir en los receptores de la misma, dan una imagen de veracidad y exactitud, pero en realidad ¿quién puede estar ciento por ciento seguro de que lo que me dice el periodista, es lo que realmente sucedió?, pudieron haberse manejado las fuentes, manipulado cifras, escogido imágenes especificas para influir en el público, en fin, pudo haberse dado un sesgo en la información y aún así, la “ilusión” de objetividad persiste en los receptores.
La objetividad impuesta como norma versus la subjetividad en la que todos en mayor o menor grado estamos inmersos como seres humanos, nos debe hacer buscar un equilibrio que beneficie finalmente al público receptor de las noticias, más que ser objetivos, encontremos la manera de ser periodistas creíbles, pues son muy  ciertas las aseveraciones que con respecto al tema hacen los estudiados en comunicación y periodismo, “la credibilidad supone un esfuerzo sostenido: no se consigue confianza ni prestigio de un día para otro”.  Y si además reflexionamos sobre las funciones de educar e informar de los comunicadores sociales, mal podríamos irnos de un solo lado de la balanza, pues no podríamos estar corriendo por siempre tras la utopía de la objetividad, ni faltar a la ética de nuestra profesión al ser periodistas llevados por el subjetivismo.  Ante todo el equilibrio informativo, por respeto a nosotros y a la sociedad a la cual nos debemos.
Luisa Aranguren

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